Con un par de meses de diferencia, el
nuevo periodo de la Reforma Universitaria (2013-2017) coincide con la
próxima gestión del país (2014-2018). A lo interno de la Universidad
Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), la Junta de Dirección
Universitaria (JDU) decidió no precisamente una continuidad de la
administración universitaria, sino el fortalecimiento de la misma. Por
su parte, el 24 de noviembre del presente año, el sistema electoral
decidirá quiénes dirigirán el país hasta el 2018. Cuatro años decisivos
para Honduras.
Si bien el funcionamiento y la reforma
de la UNAH se amparan en la autonomía responsable, el fortalecimiento
institucional del Estado y de la ciudadanía va estrechamente ligado al
quehacer universitario, y lo mismo a la inversa. En otras palabras, el
devenir de la universidad es un tema de país, como la agenda nacional
es un tema universitario.
Independientemente del nuevo panorama
político que surja de las elecciones de noviembre, la necesidad del
establecimiento y cumplimiento de nuevos pactos o acuerdos sociales y
económicos, se advierten urgentes para poder gobernar. Los problemas
son graves, para el caso, en una encuesta realizada por el Departamento
de Sociología de la UNAH, que publicamos en este número de Presencia
Universitaria, el 72% de más de 2 mil universitarios percibe que la
situación económica actual es peor que la del año pasado y 30%
considera que en el 2014 la situación empeorará. En el mismo sondeo,
76.1% de los estudiantes encuestados confirman haber sido víctima de la
delincuencia en sus diversas modalidades.
Estos porcentajes muestran algunas
condiciones del país que enfrentará el nuevo gobierno y la gestión
2013-2017 de la UNAH, quienes desde sus ámbitos, tendrán como reto
contribuir al saneamiento de un sistema social y económico capaz de
expulsar a más de un millón de compatriotas fuera del territorio
nacional o de elevar una tasa mayor de 83 homicidios por cada 100 mil
habitantes.
Un tercer problema es que la sociedad
hondureña no se encuentra unificada alrededor de una perspectiva de
futuro, más bien es una ciudadanía polarizada, donde las tendencias no
son a la superación de la polarización sino a la profundización de la
misma.
A pesar de las dificultades políticas y
sociales que enmarcaron los dos primeros años de la gestión liderada
por la Rectora Julieta Castellanos, desde un inicio se tuvo claro que
la UNAH tenía que fortalecerse internamente para incidir en la agenda
nacional. La reconfiguración de la gobernabilidad históricamente
trastocada dio paso al compromiso por convertir a la Máxima Casa de
Estudios en un espacio donde la investigación científica, la
vinculación y la docencia, generaran una academia propositiva a la
altura de la crisis nacional. Entre otras interrogantes, la actual
gestión se preguntó, ¿cuál es el perfil del egresado que requiere
Honduras? Las respuestas son amplias, pero se acordó en la formación
académica de jóvenes competentes que aporten a la democracia desde las
distintas áreas del conocimiento, no competitivos como pregonan otros
paradigmas educativos.
Con el traspaso administrativo del
Hospital Escuela Universitario a la UNAH, la apertura del Centro de
Arte y Cultura (CAC), del Pre-Hospital, así como el involucramiento de
la academia en los esfuerzos por transformar la seguridad pública,
entre otros objetivos, se inició el traslado de la reforma más allá de
Ciudad Universitaria y los Centros Regionales. Valores como la ética,
el compromiso y la identificación con proyectos colectivos han
resurgido en la comunidad universitaria, generando un retorno de la
esperanza en muchos sectores. Esto último importante si se considera
que la pérdida de la esperanza se ha plantado como parte de la
identidad nacional.
El proceso de reforma que comenzó la
UNAH en el año 2005 con la Comisión de Transición ha obtenido logros
trascendentales, del período 2009-2013 podemos señalar el alcance de
la gobernabilidad institucional. Se recuperó parte del patrimonio de
la UNAH. Se lleva a cabo la autoevaluación de las carreras, paso previo
para el proceso de acreditación. Se crearon nuevas opciones académicas
en los diferentes grados, así como la reforma en la educación a
distancia. Destaca la creación y el fortalecimiento de Telecentros.
Además del mantenimiento, remodelación y construcción de nuevos
espacios físicos en los diferentes espacios universitarios.
Con respecto a la vida académica
estudiantil, la reforma marca temas decisivos: la Prueba de Aptitud
Académica, la mejora significativa del índice académico, el incremento
de un 200% del monto de las becas, y el desarrollo de las competencias
deportivas, académicas, científicas y artísticas culturales en los que
participan los estudiantes a nivel nacional, regional e internacional.
Los avances son significativos y
tangibles, pero los retos y temas pendientes son diversos. Si bien hace
falta mucho por hacer tanto en Ciudad Universitaria como en los Centros
Regionales, el mandato es cumplir con los planes estratégicos de
desarrollo institucional. El fomento al diálogo institucional es
pertinente para cumplir con estos objetivos.
La línea está trazada y la universidad
ha dado un mensaje a las demás instituciones públicas del país que con
la aplicación y cumplimiento de las leyes, estatutos y reglamentos de
la institución y constitucionales, se puede pensar en otro país.
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